Saltar al contenido

Fundación Madrina

¿Quiénes somos?

Fundación Madrina, es un proyecto de amor dedicado a la infancia y maternidad más vulnerable, fundada en el año 2000 por Conrado Giménez Agrela. Su objetivo es combatir la pobreza infantil y maternoinfantil, apoyando a madres y jóvenes embarazadas con pocos recursos económicos o en dificultades sociales.

La fundación surgió tras la experiencia de vida del fundador, quien tras un accidente casi mortal decidió dedicarse a ayudar a los más necesitados, proporcionando a través del  «Banco del Bebé«, alimentos e higiene infantil. A pesar de las dificultades personales e importantes pérdidas, el fundador se siente gratificado por haber ganado un paisaje humano maravilloso y valora el amor como el mayor tesoro que se puede dar y recibir. La entidad ha acogido a madres y bebés en situaciones desgarradoras, y se compromete a ser un padre para aquellos que nacen en condiciones adversas, creyendo que estos niños, criados en amor, serán quienes salven al mundo en el futuro.

Leer más... Leer menos

Historias que impactan

"Toda nuestra vida ha sido influenciada por La Fundación Madrina"

La historia de Ioana y el pequeño David fue uno de los primero casos atendidos por La Fundación en el año 2000. 

Premios

La Fundación Madrina ha sido galardonada con diferentes premios y distinciones nacionales e internacionales. Con un total de 21 premios y reconocimientos, se demuestra la labor social de la Fundación Madrina a favor de la infancia y maternidad más vulnerable, especialmente durante la pandemia del Covid-19.

La Fundación Madrina ha sido recibida igualmente por SS. Benedicto XVI en 2010, y ha comparecido como organismo consultivo ante el Parlamento Europeo y Naciones Unidas.

Primer Premio Solidaridad Grupo Mahou.

La Fundación Madrina fue recibida en Audiencia privada, por Su Santidad, el Papa Benedicto XVI, quedando SS el Papa muy impresionado y conmovido por la obra social de la Fundación en materia de infancia y maternidad vulnerable, bendiciendo a la misma y a sus madres y niños acogidos.

Premio Solidario Del Seguro Fundación Mapfre «Banco de Talento».

I Premio Valores Familiares  por el Consejo Nacional de Asuntos Públicos y Comunicación de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en España.

Premio “CUIDA DE TI”, de manos de la REVISTA MÍA, en la “VI EDICIÓN DEL PREMIO CUIDA DE TI”.

Premio “INSPIRING WOMEN” Fundación C&A Proyectos que protejan a la mujer especialmente en el tema de “igualdad laboral de la mujer”

Premio la Liga Profesional de Futbol.

Premio Extraordinario Asegurados Solidarios

Medalla de Oro al Mérito Humanitario, a D. Conrado Giménez Agrela, por la Ilustre Academia de Ciencias de la Salud del Ramón y Cajal.

Premio Master-Chef España, cedido por Dña. Tamara Falcó a la Fundación Madrina.

Premio MENCIÓN ESPECIAL “Gladiadores en el Extranjero” a la Fundación Madrina.

Premio ANTON NEUWIRTH. Fórum života de Eslovaquia, Europa. Premio especial para las personas y organizaciones que se han destacado por la protección de la infancia y la mujer madre vulnerable

Premio Extraordinario ADECOSE a la mejor iniciativa del año frente a la Pandemia.

“Mención especial de agradecimiento” a Fundación Madrina por su labor humanitaria y apoyo a las familias, madres y niños en el COVID-19.

Premio #Hero Pizza a los voluntarios de las “colas del hambre” de la Fundación Madrina.

Premio en reconocimiento por la colaboración y asistencia brindada a la comunidad dominicana, por Fundación Madrina.

Abanderado como ONG elegida para izar la bandera española en recuerdo de los héroes y las víctimas de la Covid-19 en Valdebebas, Madrid, junto a personal sanitario, bomberos, UME y Protección Civil de la Comunidad de Madrid.

1º Premio WIRES Spain, 3ª edición “RSC En Femenino” por su proyecto relacionado con el apoyo a la mujer.

Premio Cultura de los Premios Nacionales de Juventud 2022, creados por el INJUVE a la candidata de Fundación Madrina.

Premio FONDO DE AYUDA A MUJERES EN SITUACIÓN VULNERABLE, otorgado por la prestigiosa L´Óreal Fund for Women.

Premio Valor Humano de la Asociación de Artistas: Creadores y Escritores en defensa de los Derechos Humanos. El premio fue entregado por D. Manuel Camacho, escritor y poeta a D. Conrado Giménez

Candidatura seleccionada para los Premios AGENTES SOCIALES a la Fundación Madrina, dentro de los Premios Alares 2023 a la Conciliación de la Vida Laboral, Familiar y Personal, y a la Responsabilidad Social, premios creados por la Fundación Alares.

Carta del fundador

Soy Conrado Giménez, estudié bioquímica y biología molecular en el CBM de la Universidad Autónoma de Madrid con un trabajo de investigación que se centró en el análisis genético en la zona de desarrollo de los dípteros, con papers en revistas científicas, y trabajos publicados y presentados en congresos de bioquímica internacionales. Trabajé en el centro de Inmunología del Hospital Universitario de La Princesa de Madrid. Asimismo, realicé un máster MBA en el Instituto de Empresa de Madrid y en el London Bussines School de Londres.

Fui seleccionado por el BBVA entre una lista de 14.000 candidatos de toda España, iniciando mi andadura financiera en Barcelona, Ciudad Real y Bilbao. En Bilbao trabajé a las órdenes directas de Goirigolzarri, en la Dirección General Comercial, y acabé en Madrid montando la sociedad de valores del BBVA y su Banca privada, siendo responsable de la Dirección de Análisis financiero y bursátil. Miembro del Instituto de análisis financiero, estuve en el comité de análisis del Instituto de análisis financiero de Madrid junto con Juan Iranzo.

Fichado por el Grupo Santander-Banesto, en áreas de corporate y bolsa, acabé en el Gabinete de Presidencia, a las órdenes directas del presidente de la entidad. En este sentido, realizaba un trabajo técnico de asesoramiento y estrategia, representando al presidente de mi entidad ante otras instituciones, bancos centrales y ante el comité de expertos de analistas financieros internacionales, así como miembro del comité de expertos para la entrada de la banca en el euro.

En el año 2000, a la salida de un consejo de administración del banco, un coche se saltó un ceda el paso y empotró mi vehículo volcado contra la pared de la calle Maldonado. Solo tuve unos segundos de consciencia para pedir un sacerdote que no llegó y pedirle perdón a Dios por mi vida, llena de soberbia y excesos y rogarle para solicitar de El que me diera una segunda oportunidad, que haría lo que Él me pidiera… y cerré los ojos.

Solo recuerdo que amanecí en el pasillo de un hospital con todo el cuerpo magullado. Me explicaron después que los bomberos tuvieron que sacarme, que el accidente era mortal y que no comprendían como sobreviví. Sin ningún hueso roto, estuve tres meses sin moverme con muletas. Sin duda, un milagro.

Seguramente ayudo que fuera deportista, participaba en torneos europeos de kárate y era jugador de rugby. Estuve tres meses con muletas y un mes sin moverme de casa. El banco en el que trabajaba, instaló hasta 10 ordenadores en mi casa para poder seguir cubriendo las necesidades de mi presidente. Opté por coger las muletas e ir a trabajar a pesar de tener el cuerpo magullado, pero no roto.

Era el único empleado que tenia un permiso especial para poder permanecer en el banco 24 horas, lo que me permitió estar semanas trabajando noche y día, cuando fuera preciso y lo pidiera el presidente.

Pero después del accidente, todo cambió, mi apreciación de la vida, de los valores, todo cambió. Hablaba con mendigos en la calle, me hice voluntario de la madre Teresa de Calcuta para cuidar enfermos de sida, por la noche, al lado de la habitación 14 que constantemente interrumpía mi sueño gritando: cuidador, cuidador, límpieme, agárreme la mano, no me deje solo… a las pocas horas moría, era la habitación 14, la habitación de los más débiles, de los que iban a morir.

Después iba a la capillita de las hermanas. Solo un crucifijo y una frase: tengo sed de ti. Dios me fue a buscar a mi pequeña y negra cueva oscura, donde atesoraba mis infames tesoros almacenados, “mi cueva de Alí Babá”, para rescatarme llevándome “mar adentro” hacia la luz verdadera, poniéndome en la “realidad vital”, en la humildad, en la humillación, allí donde yace su autentico tesoro, guardado en el corazón de los que más quiere, los pobres. Porque la soberbia te hace grande por un día, pero la humildad te hace grande para siempre.

Sabía que empezaba un camino, pero que todavía no era eso lo que Dios quería de mí, seguía en el banco preguntándole a Dios y entrevistándome al día siguiente con prohombres de negocios y embajadores, grandes del mundo. Al finalizar la hora de la reunión con ellos me comentaban: que corbata tan bonita, ¿dónde se hace las camisas?, ¿y ese traje?, ¿quién es su sastre? Pero ya nada eso me importaba.

Tengo decenas de trajes aparcados en el armario, trajes que te abrían las puertas del éxito y que exigía mi trabajo bancario de alta representación. Ahora lo estimo todo basura ante el reto de morir y tener las manos vacías, que era como yo me encontraba después del accidente, en el momento antes de morir. 

Seguía buscando mi camino. Las cámaras del Banco me delataban, subía a mendigos que invitaba a desayunar y ayudaba, hasta la planta de presidencia en la calle Canalejas de Madrid. Al final, tuve que verles fuera.

La oportunidad definitiva de ver mi camino, vino cuando me invitaron a unas Misiones Agustinas en Perú. Trabajé con los niños de la calle a más de 4.000 metros de altura en Cuzco. Faltándome el aire vi como niños de 2 años caminaban por las calles mendigando comida y bebiendo de charcas en el suelo, ya que sus familias los abandonaban en la calle porque no tenían con qué alimentarlos.

Los recogía, les enseñaba, les limpiaba la barriga de parásitos, les daba de comer, y les llevaba a la capilla rodeado de abrazos de los mismos niños que se peleaban por coger mis piernas y cintura, apenas me dejaban andar. Necesitaban amor y abrazos. Esto me marcó.

Desde entonces, vine a España sabiendo que debía crear una fundación que protegiera a los mas indefensos, a los niños y a sus madres mas vulnerables. Debía trabajar ahora por la empresa mas importante de un país, la familia, y por su CEO, la madre.

No sabía como hacerlo, pero ya sabia lo que Dios me pedía. Después fueron muchos mensajes del cielo que me confirmaron el camino. Hacía peregrinaciones por la Casa de Campo hasta el Santuario de Schoenstatt, me encontraba con mujeres y adolescentes en la prostitución, muchas salieron de la trata, eran solo madres que querían sacar a sus hijos adelante, eran “mendigas de amor”.

Al final me volqué en un proyecto que hizo que en el 2003 dejase el banco para siempre, “solté amarras y quemé las naves”, y en solitario, me embarqué en una aventura que sigue todavía, pensando, que si era obra mía, se iba a hundir, pero si era obra de Dios, sobreviviría, no queriendo embarcar a nadie conmigo en esta “locura de amor”.

Pasé 7 años en el desierto, en solitario, sin ayudas, a pesar de las tormentas y tempestades, y con mi propia familia en contra y sin entenderlo. Me decían: “eres un fracasado”.

Cuando en el año 2000 creé La Fundación Madrina, visualicé una gran hambruna, unido a un sentimiento profundo que me embargó mucho tiempo y que no entendía, sentimiento que llevaba implícita la pulsión de preparar a la Fundación para ayudar a la humanidad a pasar la gran hambruna que también visualicé.

Lo primero que puse en marcha fue “El Banco del Bebé” el único banco que provee de alimentos e higiene de bebé y que desde hace 20 años no ha dejado de alimentar a niños y madres ni un solo día, incluso en la pandemia, con 1.500 voluntarios, ese “ejercito de héroes anónimos que entregaron su vida para dar vida”.

Después de tantos años he aprendido mucho de “mis madres”, algunas de tan solo, 11 y 12 años de edad, y de sus hijos, ahora ya adolescentes. Y es que tengo la certeza de que hemos nacido para dar vida, que la Fundación es una pequeña obra de amor que da vida, que merece la pena entregar tu vida para dar vida y que luchar por cada niño que nace tiene su recompensa porque cada niño que nace lleva un mensaje, y es que Dios todavía, no ha perdido la esperanza en el hombre.

El balance, después de 20 años dedicado a una locura de amor, es el siguiente: después de dejarlo todo, lo he ganado todo, tengo ahora un paisaje humano mas maravilloso del que hubiera podido imaginar. Con mi “loca decisión”, perdí amigos, fortuna, novia, éxitos mundanos, y me rodeé de gente excluida por el mundo, pero que son mi auténtica familia, personas que darían su vida por mí.

Emily, nombre ficticio de una joven madre que fue violada mil veces, fruto de la trata de personas y vendida por su propia madre, vive acogida en nuestros pisos, cuando supo que su padre mató a su hermana embarazada, al preguntarle por este hecho que supimos, no habló ni derramó una lágrima, le dije: “a partir de ahora yo seré tu padre”, y entonces me abrazó y empezó a llorar. Emily es hoy una joven madre con dos bebés.

María Gabriela, nombre ficticio de otra joven venezolana, mujer que fue violada por unos seguidores de Maduro, porque su padre era opositor del régimen, acogida en nuestros pisos, embarazada, llorando le dije: “no te preocupes, yo seré desde ahora un padre para el niño, yo le cuidaré”. Ahora es un precioso bebé que tiene varios meses y la madre está muy feliz. 

Verdaderamente el mayor tesoro que podemos dar es el amor, y el mayor bien que podemos recibir es la vida. Ahora soy pobre, pero millonario en fuerza, vida y amor, gracias a todas “mis mamis” y bebés acogidos, porque ellos serán el futuro de la humanidad, han crecido en amor, por eso darán mucho amor y serán quienes salvarán al mundo, porque son fruto de nuestro amor y han sido comprados por el precio de nuestra vida.

Seguir leyendo Cerrar