Saltar al contenido

Fundación Madrina

Portada » Ucrania resiste: Europa mira hacia otro lado mientras muere una generación

Ucrania resiste: Europa mira hacia otro lado mientras muere una generación

Kiev parece una ciudad europea de día. Pero de noche se convierte en un escenario de terror. Según voluntarios de la entidad, “drones, explosiones y sirenas marcan un horario de muerte entre las 19h y las 2am”. Setecientos drones en una sola noche en la ciudad. Alarmas que los niños ya no temen, porque han aprendido a vivir en el miedo. Según la entidad “este no es un conflicto lejano: es una guerra que devora generaciones, y Europa sigue mirando hacia otro lado”.
 
 
C y L, voluntarias de LA Fundación Madrina, describen una realidad que los medios apenas reflejan: “escuelas destruidas, hospitales sin luz, ciudades cercadas por ejércitos rusos que advierten que no habrá supervivientes”. Las cifras oficiales se quedan cortas. Según el portavoz de la fundación, “todas las cifras de víctimas, muertos y desaparecidos hay que multiplicarlas por diez”. Actualmente hay una población atrapada —10.000 personas entre defensores, mujeres, niños y ancianos— que viven bajo la amenaza explícita de exterminio “no habrá supervivientes, Rusia no hace prisioneros”. 
 
No quedan jóvenes suficientes para defender las fronteras. Son las mujeres quienes han tomado el relevo. Mientras tanto, los ataques nocturnos buscan privar a los civiles de sueño, expandiendo el terror. Los niños más pequeños han normalizado las alarmas, jugando después como si nada, mientras otros adolescentes caminan como zombis y padecen patologías psicológicas profundas. Los adultos sufren crisis psiquiátricas frecuentes, víctimas de una guerra que va más allá de lo militar, en palabras de voluntarios de la entidad “es un ataque sistemático contra la población civil, la civilización y la vida cotidiana”. 
 
Las infraestructuras energéticas y hospitales están al borde del colapso. No hay agua caliente ni electricidad. Cirujanos y cardiólogas no pueden alimentar a sus hijos. Familias enteras sobreviven con lo mínimo, mientras los jóvenes rusos intentan huir de la crisis económica y evitar ser reclutados en esta guerra fratricida. La desesperación es tal que según voluntarios de la entidad social “algunos ucranianos contemplan el sacrificio de la central nuclear de Zaporiya antes de permitir la conquista”. 
 
Y sin embargo, en medio de tanta destrucción, hay gestos que desafían a la muerte: niños bailando frente a las ruinas de sus escuelas, madres y abuelas trabajando para mantener viva la esperanza, voluntarios españoles regalando un “cielo sin bombas” durante unos días. Son pequeñas luces que muestran la resiliencia de un país que se niega a morir, mientras la comunidad internacional sigue demorando decisiones que podrían salvar vidas. 
 
Europa tiene responsabilidades. La invasión rusa ha destruido lo que podría haber sido una generación entera de ucranianos. Según la organización asistencial, “no actuar a tiempo ha sido un error fatal. Hoy, la esperanza está en quienes permanecen firmes, en mujeres, niños y voluntarios, pero necesitamos acción inmediata y decisiva, un verdadero compromiso humanitario y político para detener el genocidio silencioso que ocurre ante nuestros ojos”. 
 
La Fundación Madrina pide una paz justa y duradera, la protección de los civiles y la acogida sin miedo a Ucrania dentro de la Unión Europea. En palabras del Presidente de la Fundación Madrina “no podemos permitir que esta tragedia continúe y que otra generación desaparezca por la inacción de quienes deberían protegerla, Europa”.

+ Información