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Renacer del barro tras la mortal dana de Valencia: “De no ser por los voluntarios no habríamos podido recuperarnos”

Valencia, octubre 2025.— La familia Quintero Beltrán perdió su casa hace un año, durante la riada más letal en la historia de España. Su piso en un bajo del municipio de Alfafar quedó totalmente anegado, las marcas del agua aún pueden apreciarse en el portal por encima de las cabezas. El lodo se llevó recuerdos, muebles, electrodomésticos y el trabajo de toda una vida. 

Volver a casa no fue fácil. Tuvieron que retirar más de 10 toneladas de fango del subsuelo porque las reformas no se mantenía en pie. Amancio Quintero, el padre de familia, se iba cada noche “a sacar capazos enteros de barro”, después de terminar la faena como conductor. Por el contacto con el lodo, se infectó de una bacteria que lo hizo adelgazar más de 30 kilos. “Me daban unos dolores que me hacían correr al hospital en la madrugada”, relata.

Finalmente volvieron, después de siete meses de sudor y una inversión de más de 70.000 euros, de los cuales solo 3.000 provinieron de las ayudas del Estado. “Si no es por el trabajo de los voluntarios, que incluso se han mantenido en contacto todo el año,  no habríamos podido recuperarnos hasta este punto”, comenta Fanny Beltrán, la madre.

Varios comercios locales le han donado el suelo, los azulejos del baño y el sofá, mientras que algunos de los electrodomésticos esenciales los ha recibido de la Fundación Madrina, a través de donaciones recogidas en Madrid.

Un año después de que la lluvia marcara el destino de esta familia, las secuelas de la dana trascienden de lo visible. Fanny ha comenzado a ir al psicólogo, pues teme “no volver a ser la de antes”. Su hija, Mariana, ha desarrollado una conducta de apego hacia ella, ya que la dana la sorprendió sola en casa. “Tengo otra vez ese miedo de que me vuelva a pasar y esta vez no poder salir”, comenta la menor de 15 años.

La Generalitat Valenciana ha informado que las consultas psicológicas por estrés han aumentado hasta una cuarta parte en los municipios que se reponen de la dana. 

Recuperación a media marcha

La última visita de la Fundación Madrina al epicentro de la dana hace apenas unos días ha evidenciado que aún hay zonas que están lejos de alcanzar la normalidad. A las secuelas físicas y psicológicas, se suma la quiebra en la que han quedado muchas familias que han tenido que costear la hipoteca, al tiempo que las reformas para regresar a casa. Cientos de familias continúan en hogares temporales o en casa de familiares.

“Lo que ha hecho la dana es bajar un escalafón a todos en la pirámide social, de tal manera que quienes tenía poder adquisitivo han quedado en la pobreza y las familias vulnerables, al borde de la miseria”, sostiene Conrado Giménez Agrela, presidente de la Fundación Madrina.

El Instituto Valenciano de la Edificación ha destinado más de 300 bloques a demolición parcial o total y ha declarado 1.458 viviendas inhabitables —frente a las 491 que ha ofrecido el Estado—. La Cámara de Comercio de Valencia, que contabilizó unas 2.400 empresas afectadas “gravemente” por la emergencia, afirma que “un centenar han cerrado, lo que equivale al 6% de las ubicadas en la zona cero”. 

En el barrio El Raval de Algemesí no han vuelto a abrir ni el colegio ni el polideportivo. El único parque infantil está devorado por la maleza y los mosquitos pican a los pocos niños que van. Las casas situadas paralelas al río, inhabitables desde la dana, han sido ocupadas por habitantes de calle mientras son derruidas por la administración.

En Alfafar, Fanny se queja de lo mismo: “no hay ni un solo parque infantil para jugar con los chiquillos”, se queja esta madre que ha visto desaparecer el área para niños que tenía frente a su portal. Además, continua la vecina de Alfafar, “algunos niños han tomado clases en barracones durante el verano sin aire acondicionado y el centro de mayores tampoco ha vuelto a abrir”.

Así, las familias de Valencia tratan de salir a flote después de que el fango arrasara sus casas, entre marañas burocráticas para cobrar las ayudas, principalmente las de la Administración central, y la solidaridad de toda España que no ha dejado de sentirse con el paso de los meses.

El 25 de mayo, Fanny escribió a la Fundación Madrina: “Hoy volvemos a casa definitivamente. Nos quedan cositas por pulir, pero ya es habitable. Nos hemos acordado de la Fundación, mi familia y yo os agradecemos de corazón todo lo que hicisteis por nosotros… ya sabéis que aquí tenéis vuestra casa”.

Contactos: Andrés del Val | +34 607 397 172 | prensa@madrina.org | Conrado Giménez | +34 652 995 945 | presidencia@madrina.org | Web: https://madrina.org/