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La Generación Perdida: La cronificación de la pobreza infantil y la inseguridad alimentaria en España

Madrid, 2 de agosto de 2025 — España ha dejado de ser un país con pobreza infantil para convertirse en una nación donde la pobreza materno-infantil se ha cronificado y vuelto estructural. Con el mayor índice de pobreza infantil de toda Europa y a la cabeza del Índice de Miseria, el país no solo sitúa a más de 2,7 millones de niños en riesgo de exclusión social, sino que también perpetúa una crisis que amenaza el desarrollo físico e intelectual de la próxima generación. Esta grave situación se evidencia en la inseguridad alimentaria de más de dos millones de niños y en la alarmante caída de la lactancia materna, un indicador que revela el deterioro de la salud materna y la falta de políticas de conciliación, comprometiendo así el futuro de la infancia española.

España, líder en miseria y pobreza infantil: una crisis crónica

Los últimos datos oficiales sitúan a España en una posición de emergencia social en el contexto europeo. Con un Índice de Miseria del 14,7% en diciembre de 2024, España encabeza el ranking de la Unión Europea. Este indicador, que combina el desempleo y la inflación, no solo refleja un bajo bienestar económico, sino que se correlaciona directamente con la pobreza infantil.

Según informes de UNICEF, Eurostat y el INE, la pobreza infantil en España no es una anomalía, sino una triste realidad estructural. Cerca de 2,7 millones de niños viven en riesgo de pobreza o exclusión social, y más de dos millones de ellos carecen de seguridad alimentaria. El umbral de pobreza de 11.944,88 euros anuales para un hogar unipersonal en 2025 demuestra la fragilidad económica que ha llevado a que 1 de cada 4 familias se encuentre en situación de pobreza extrema. Este escenario es una clara señal de que España ha cronificado la pobreza infantil, situándose muy por encima de la media europea.

La crisis silenciada de la lactancia materna: Un impacto irreparable en el desarrollo

La salud y el desarrollo infantil están en una encrucijada, y un factor clave es la alarmante caída de la lactancia materna en España. Mientras que en generaciones anteriores la lactancia se prolongaba hasta los 4 años de vida del menor, hoy en día, las tasas se desploman a los 6 meses, situándonos muy por debajo de los estándares europeos y las recomendaciones de la OMS.

Esta crisis tiene un doble origen, especialmente en las familias vulnerables:

  1. Falta de conciliación: Las madres se ven obligadas a interrumpir prematuramente la lactancia para reincorporarse al mercado laboral, debido a la ausencia de políticas reales de conciliación.
  2. Malnutrición materna: La precariedad económica lleva a que las madres no se alimenten adecuadamente, lo que provoca que su leche sea menos rica en los nutrientes y ácidos grasos esenciales. Como resultado, esta lactancia natural se vuelve insuficiente y requiere la suma de la artificial.

La cancelación prematura de esta alimentación natural es especialmente crítica, ya que los nutrientes y ácidos grasos de la leche materna son fundamentales para el desarrollo del sistema nervioso central, que se cierra completamente entre los 2 y 3 años de vida. La ausencia de estos elementos podría estar provocando un menor desarrollo neuronal e intelectivo en la infancia. Por ello, se puede afirmar que, como consecuencia de esta desatención, cada nueva generación de niños en España está menos preparada física e intelectivamente que las anteriores, con un sistema inmunitario más débil, una mayor vulnerabilidad ante enfermedades y una potencial fragilidad en términos de salud mental, tanto en la niñez como en la vida adulta.

La inversión en infancia: el camino hacia la recuperación

El coste de esta crisis no solo se mide en términos sociales y de salud, sino también económicos. La prematura interrupción de la lactancia materna genera un aumento de enfermedades infantiles y maternas, lo que a su vez provoca un incremento del 35% en el absentismo laboral, con un impacto directo en la productividad del país.

Expertos de la ONU coinciden en que la inversión es la herramienta más rápida para salir de la pobreza. Los países que destinan al menos el 7% de su PIB a la protección, conciliación y educación infantil son también los más desarrollados, con mayor número de patentes, menores costes sanitarios y una menor tasa de absentismo laboral. Invertir en la infancia no es un gasto, sino la más rentable de las inversiones.

10 Medidas urgentes para la administración

Para revertir esta alarmante situación y evitar el desastre de una generación perdida, se proponen las siguientes 10 medidas para la administración:

  1. Inversión en infancia: Aumentar la inversión en infancia y maternidad hasta alcanzar, al menos, el 7% del PIB.
  2. Extensión de la licencia de maternidad: Ampliar la licencia a 96 semanas, garantizando así la lactancia materna exclusiva y una crianza adecuada en la primera infancia.
  3. Salario Base Maternal Universal: Implementar transferencias directas a las madres durante al menos 96 semanas para garantizar su estabilidad económica.
  4. Universalización del acceso a la sanidad: Garantizar el acceso a la sanidad pública para todas las mujeres embarazadas, madres y niños, sin importar su situación administrativa.
  5. Programas de nutrición materno-infantil: Establecer programas de apoyo alimentario y seguimiento nutricional para madres y niños vulnerables.
  6. Acceso garantizado a productos de higiene: Ofrecer acceso gratuito a productos de higiene íntima para combatir la pobreza menstrual y la exclusión sanitaria.
  7. Incentivos para la conciliación: Promover políticas laborales que incentiven la flexibilidad horaria y el teletrabajo.
  8. Reforzar la red de bancos de leche y lactarios: Aumentar la inversión en bancos de leche materna y la acreditación de hospitales bajo la iniciativa IHAN.
  9. Salud mental y apoyo psicosocial: Ofrecer apoyo psicológico a madres y familias en riesgo para abordar los problemas de ansiedad y depresión.
  10. Educación y campañas de concienciación: Implementar campañas para concienciar sobre la importancia de la lactancia materna y la nutrición en el desarrollo infantil.

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