Detrás de la devastación causada por incendios e inundaciones, la Administración a menudo utiliza estas tragedias para expropiar terrenos bajo la calificación de “bien de interés común” para parques solares u otros interés.
- Madrina denuncia que hay lobbies alimentarios detrás de estos proyectos para conseguir agua subterránea. De aquí a 2050 el agua estará en manos privadas.
- Madrina propone que los campos damnificados no puedan ser recalificados para uso industrial o de construcción en los próximos 100 años
Solo con un compromiso firme con el campo, España podrá sobrevivir y prosperar, garantizando un futuro digno para las próximas generaciones.
Madrid, 9 de septiembre de 2025 – En el Día Internacional de la Agricultura, la Fundación Madrina hace un llamado urgente a la acción, denunciando el abandono sistemático del campo español y la necesidad de una inversión masiva para asegurar la soberanía agrícola, garantizar la seguridad alimentaria y resolver algunos de los problemas más apremiantes de la nación.
La agricultura, antaño pilar de la economía española, ha visto su contribución al Producto Interior Bruto (PIB) descender significativamente a lo largo del último siglo. Datos históricos muestran que a principios del siglo XX la agricultura representaba más de la mitad del PIB y ocupaba cerca del 70% de la mano de obra. Esta contribución se ha desplomado dramáticamente, pasando del 3,6% del PIB en 2004 a apenas el 2,7% en 2023, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y Eurostat, especialmente con la entrada de España en la Unión Europea. Esta caída es un reflejo directo del abandono del campo, la disminución de la mano de obra y la falta de relevo generacional, lo que amenaza nuestra capacidad para producir nuestros propios alimentos.
El campo un refugio para la familia y el futuro
Mientras el debate público se centra en la “España vaciada” como un problema, Fundación Madrina la presenta como la solución a los desafíos de vivienda, inmigración y empleo. Las ciudades, cada vez más hostiles para las familias, han visto cómo los precios de la vivienda se disparan y las condiciones de alquiler prohíben la entrada a niños, embarazadas y mascotas. El elevado ratio profesor/alumno en las ciudades (1/30) contribuye al fracaso y absentismo escolar, especialmente entre las familias vulnerables.
En contraste, los pueblos, sedientos de vida y con un ratio de 1/6, acogen a los niños con los brazos abiertos. El programa “Pueblos Madrina” ya ha realojado a más de 300 familias y 1.000 niños, transformando su destino. Niños que en la urbe sufrían de fracaso escolar, ahora prosperan académicamente en el entorno rural, demostrando que un cambio de escenario puede ser la clave para su éxito.
Soberanía, seguridad y medio ambiente: el campo como escudo social
La soberanía agrícola y ganadera es vital para la supervivencia de España. Además de asegurar nuestra alimentación, el campo desempeña un papel crucial en la gestión de los climas extremos. La falta de una agricultura y ganadería activas, por la despoblación y abandono rural, contribuye a la proliferación de incendios y agrava el efecto de las DANA, causando tsunamis en barrancos y ríos por falta de limpieza y mantenimiento de la tierra. Invertir en el campo no es solo una cuestión económica, sino una medida de seguridad nacional frente a los efectos del cambio climático.
Denuncia y propuestas: El Agua, el Nuevo Oro del Siglo XXI
La Fundación Madrina denuncia que, detrás de la devastación causada por incendios e inundaciones, la Administración a menudo utiliza estas tragedias para expropiar terrenos bajo la calificación de “bien de interés común”. Estos terrenos son posteriormente “recalificados” y usados para la construcción de parques solares e industriales, lo cual, denuncia la Fundación, es una estrategia para asegurar el acceso a fuentes de agua subterránea. Los grandes lobbies y empresas de la alimentación están detrás de esta reconversión, conscientes de que para el 2030-50, el agua será un recurso escaso y estará en manos de unos pocos, todas empresas privadas.
Para combatir esta especulación, la Fundación Madrina exige que los campos damnificados no puedan ser recalificados para uso industrial o de construcción en los próximos 100 años. Además, proponen una inversión masiva de hasta el 50% del PIB en el entorno rural, enfocada en las “tres erres”: reforestación autóctona para preservar el medio ambiente; realojamiento de familias desde las grandes urbes o movimientos migratorios; y la reconstrucción y refundación de pueblos con la llegada de servicios esenciales como hospitales, universidades y servicios de calidad.
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